lunes, 19 de octubre de 2009

La Verdadera Cara

My own version



Esta versión del Dr. Frankenstein y su “pupilo” la hice hace varios años… en alguna de las vacaciones de invierno cuando no hacía nada y tenía tiempo para todo. Sin duda lo dibujé en el escritorio de mi casa en el campo, junto a la ventana, el único lugar donde puedo dibujar tranquilo.

Mientras pensaba en cómo conseguir una cara desfigurada y una incipiente descomposición, pude ver que ese personaje no era tan extraño o diferente a los que uno ve en una calle, incluso a uno mismo. Claro es que ninguno vuelto a la vida con la descarga de un rayo, ni camina como zombie con unos tornillos en el cuello… pero sí tenemos partes de un montón de otras personas.

Dentro mío están los valores y también los miedos de mis padres. También está la rígida visión de lo bueno y lo malo que la sociedad ha definido, -aquella que tiene la cara de intriga de una vecina copuchenta-… Están las costumbres o modismos que copiamos casi inconscientes cuando somos jóvenes y queremos ser parte de un grupo. Están dentro aún.
Hoy, mañana y en cinco años, otras partes se sumarán a esta dinámica para crear nuevas formas, en una historia que terminará sólo con la muerte.

Pero sin toda esa mixtura de percepciones anteriores y externas, ¿quiénes seríamos realmente?

jueves, 8 de octubre de 2009

Lo que Nos Deja en Paz


Mi primer dibujo posteado, sin título


Aquellos que dicen que la belleza no es importante, no les creo. Simplemente es imposible que no la busquen. Es cosa de repasar cualquier momento de nuestras vidas y ver que la belleza siempre ha estado presente, y no lo digo como el concepto que la publicidad o que los medios nos hacen creer, sino que en una forma más importante.

La encontré cuando era niño y mi mamá era la mujer más hermosa, -yo hasta le cortaba flores del camino cuando venía de vuelta del colegio-, aún hoy sigue siendo hermosa. Reconocí la belleza cuando vi a la primera niñita de Kinder que era bonita, tal vez sus rulitos o su cara me llamaba la atención… Y en ese momento nadie me indujo a que me gustara.

Reconocí la belleza de una canción, con una melodía que realmente me transportó a otro mundo… como lo sigue haciendo “Spirits in the Material World”. Vi la belleza de un caballo correr libre en el campo. Reconocí la belleza en las palabras de un amigo que llegaron en el momento justo.

De esta forma puedo escribir interminables líneas, pero todas me guiarán a una misma conclusión… que siempre buscamos la belleza porque hace sentir bien, nos conecta con lo más íntimo. Encontramos un equilibrio, y nos deja en paz.